El coaching funciona dentro de las conversaciones, las cuales a su vez se construyen en parte desde el arte de hacer preguntas. La mayéutica socrática, en su esencial postulado de “facilitar el auto-alumbramiento de ideas”, usa las preguntas como vehículo para la transformación. En el coaching, preguntar ocurre para que la persona se dé cuenta de ciertas cosas y luego haga algo al respecto.
El
autor Ramiro Ponce, se refiere a la relevancia de formular las preguntas
correctas, a fin de que “el cliente descubra que sabe mucho más de lo que creía
que sabía. Y esto requiere limitar la propia vanidad de: ‘Yo te voy a mostrar
como es el mundo’". Cuando un coach pregunta, lo hace para ayudar al
coachee a explorarse a si mismo, a explorar las circunstancias que le rodean, a
explorar su futuro deseado y a decidir en torno al anterior. En primer lugar, explorarse
a si mismo implica descubrir las motivaciones, valores y perspectivas desde las
que parte para aspirar el logro de alguna meta o avanzar en alguna dirección en
particular. Luego, en segundo lugar, explorar las circunstancias implica
visualizar la realidad desde varias aristas en búsqueda de nuevas y
enriquecedoras perspectivas que alumbren la toma de conciencia y evoquen
posibles planos de acción. En tercer lugar, explorar el futuro deseado implica
el visualizar posibilidades anheladas en medio de futuros alternativos, y por
ultimo a generar compromisos con el curso de acción con mayor resonancia para
alcanzar ese futuro deseado. En esas cuatro progresiones, son las preguntas las
que facilitan el entrar y el hacer la transición de manera apropiada a lo largo
de las mismas.
Mientras que el coach
tiene el deber de formular preguntas poderosas que movilicen al coachee a la
próxima etapa de reflexión, desarrollo y/o avance en cualquier asunto que este
abordando en un momento en particular; por otra parte, el coachee tiene la
opción de recibir, procesar y generar una respuesta que le signifique
transformación. Al verse en la necesidad de responder sinceramente, el coachee en
cierta forma se está comprometiendo con un nuevo orden de pensamiento,
sentimiento y acción. Cuando un coachee recibe una buena pregunta, se convierte
en depositario de un reto ya que se enfrenta a un mundo de posibilidades que le
requiere sincerarse con sus expectativas, valores y capacidades para actuar de
forma congruente y organizada.
Una pregunta poderosa
usualmente deja al coachee ya sea impresionado, incomodado, sin respuesta
automática, pensando, sintiéndose esquemáticamente desarmado por un momento y
hasta quizás necesitado de una pausa para la reflexión; o sencillamente una
mezcla de las anteriores. Las preguntas poderosas usualmente desbordan movilización
al torrente sanguíneo del coachee al crearle un nuevo espacio de oportunidades
que la mente, si es sincera, querrá llenar con emoción, conciencia y
determinación.
El mismo autor Ponce
refiere a que una de las habilidades para hacer coaching implica lograr
“formular preguntas inteligentes, enfocadas y relevantes y además sondear con
tacto las consecuencias de las acciones propuestas por el cliente para
re-dimensionar el alcance de estas acciones”. El asunto entonces no es solo
preguntar por preguntar, las preguntas han de ser realizadas adecuadamente, en
el momento preciso, con la intensión adecuada, según el hilo conductor de la
conversación o el proceso, con el componente emocional propicio y según la más
alta expectativa de generar la movilización y/o la transformación necesaria.
Para la organización Lifeforming
Leadership Coaching, las preguntas poderosas son aquellas “que abren nuevas
perspectivas sin causar ninguna reacción”; elevando así tres distinciones: la
primera, es que hay preguntas poderosas y otras que no lo son, la segunda es
que las preguntas poderosas permiten al coachee abrirse a nuevas perspectivas,
y la tercera, es que las preguntas poderosas llevan un componente emocional
adecuado que permiten al coachee moverse tranquilamente. Por otra parte, el Observatorio Europeo de Coaching
considera que “la importancia de una pregunta
radica en el efecto que genere su respuesta en el cliente, en los mecanismos
mentales y emocionales que se activan a lo largo del proceso de Coaching.”
Referencia:
Adaptado del Articulo "Las Preguntas poderosas en el Coaching: Destape la creatividad y active la innovación" www.mentorgerencial.com del mismo autor, Dr. Jesus A. Sampedro Hidalgo
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