miércoles, 5 de abril de 2017

Los líderes como forjadores de sistemas de valores individuales


Lograr alineación y congruencia entre los valores individuales, grupales y organizacionales es uno de los más grandes retos de los líderes que buscan efectividad en tiempos de cambio. Lograr el trabajo coherente y efectivo es un subproducto anhelado de todo líder, cuyo origen está usualmente relacionado con la calidad del entramado subyacente que ha sido forjado previamente y que integra valores, confianza y unidad de equipo. El líder ha de ser un artífice y cauteloso artesano del delicado filamento de la confianza que se entreteje en medio de la complejidad interactiva del mundo corporativo de hoy. El autor Jim Kouzes dice que el asunto de la unidad en el contexto organizacional “se forja, no se forza”; refiriéndose a la necesidad de reconocer ciertos mecanismos para lograrla y advirtiendo sobre el reto que implica saber que no se logrará rápidamente, sino que es un proceso que tiende más a largo plazo.
Muchos líderes pasan por encima, ignoran o prefieren evitar abordar el asunto de la exploración de los valores, en especial los valores “individuales” de sus colaboradores, y prefieren abocarse al asunto del descubrimiento, la ventilación y la alineación más bien del sistema de valores de la organización. Este enfoque hacia lo organizacional es con la expectativa de lograr mayor efectividad en los equipos, evitar mezclar lo individual con lo corporativo, e intervenir a tiempo temas susceptibles que pudiesen tomar un rumbo indeseado. Sin embargo, la evidencia parece demostrar que no prestarle atención a tiempo y en la suficiente medida a los valores individuales de los colaboradores pudiese tener un efecto negativo en la efectividad de la organización. En este sentido, el mismo Kouzes dice, “los seres humanos nos comprometemos a una causa….y el compromiso viene de la gente que tiene claridad acerca de sus propios valores, no de los valores de la organización.” (Kouzes, 2005). En un estudio que Kouzes y Posner realizaron, encontraron que tener claridad acerca de sus propios valores puede que sea más importante aún, en lo relacionado a sus actitudes y ética laboral, que estar claro acerca de los valores organizacionales solamente. Si bien tener consciencia y abordar ambos sistemas de valores (individuales y organizacionales) es importante, parece que el primero ha de ser prioritario y además ofrece un mejor y más amplio efecto en lo que se refiere a efectividad integral.

Los líderes no solo tienen valores sólidos, sino que ellos ayudan a sus seguidores a descubrir y afianzar un sistema de valores personales de congruencia y alineación para un resultado de vida integral. Según Burns, son los líderes quienes elevan a sus seguidores al usar cualquier situación conflictiva para ayudarles a que reconsideren sus valores. Esto se relaciona con la idea primaria de proveer “estimulación intelectual” de la que habla la teoría del liderazgo transformativo, al elevarlos en sus procesos internos y hacerlos líderes. Esto implica hacerles cada vez más conscientes de sus valores y de cómo los valores juegan un rol vital en su efectividad personal, y en el aporte significativo que hacen a la organización.