Lograr alineación y
congruencia entre los valores individuales, grupales y organizacionales es uno
de los más grandes retos de los líderes que buscan efectividad en tiempos de
cambio. Lograr el trabajo coherente y efectivo es un subproducto anhelado de
todo líder, cuyo origen está usualmente relacionado con la calidad del
entramado subyacente que ha sido forjado previamente y que integra valores,
confianza y unidad de equipo. El líder ha de ser un artífice y cauteloso
artesano del delicado filamento de la confianza que se entreteje en medio de la
complejidad interactiva del mundo corporativo de hoy. El autor Jim Kouzes dice
que el asunto de la unidad en el contexto organizacional “se forja, no se forza”;
refiriéndose a la necesidad de reconocer ciertos mecanismos para lograrla y
advirtiendo sobre el reto que implica saber que no se logrará rápidamente, sino
que es un proceso que tiende más a largo plazo.
Muchos líderes pasan por
encima, ignoran o prefieren evitar abordar el asunto de la exploración de los
valores, en especial los valores “individuales” de sus colaboradores, y prefieren
abocarse al asunto del descubrimiento, la ventilación y la alineación más bien
del sistema de valores de la organización. Este enfoque hacia lo organizacional
es con la expectativa de lograr mayor efectividad en los equipos, evitar
mezclar lo individual con lo corporativo, e intervenir a tiempo temas
susceptibles que pudiesen tomar un rumbo indeseado. Sin embargo, la evidencia
parece demostrar que no prestarle atención a tiempo y en la suficiente medida a
los valores individuales de los colaboradores pudiese tener un efecto negativo
en la efectividad de la organización. En este sentido, el mismo Kouzes dice,
“los seres humanos nos comprometemos a una causa….y el compromiso viene de la
gente que tiene claridad acerca de sus propios valores, no de los valores de la
organización.” (Kouzes, 2005). En un estudio que Kouzes y Posner realizaron,
encontraron que tener claridad acerca de sus propios valores puede que sea más
importante aún, en lo relacionado a sus actitudes y ética laboral, que estar
claro acerca de los valores organizacionales solamente. Si bien tener
consciencia y abordar ambos sistemas de valores (individuales y
organizacionales) es importante, parece que el primero ha de ser prioritario y además
ofrece un mejor y más amplio efecto en lo que se refiere a efectividad integral.
Los líderes no solo tienen
valores sólidos, sino que ellos ayudan a sus seguidores a descubrir y afianzar
un sistema de valores personales de congruencia y alineación para un resultado
de vida integral. Según Burns, son los líderes quienes elevan a sus seguidores
al usar cualquier situación conflictiva para ayudarles a que reconsideren sus
valores. Esto se relaciona con la idea primaria de proveer “estimulación
intelectual” de la que habla la teoría del liderazgo transformativo, al
elevarlos en sus procesos internos y hacerlos líderes. Esto implica hacerles
cada vez más conscientes de sus valores y de cómo los valores juegan un rol
vital en su efectividad personal, y en el aporte significativo que hacen a la
organización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario